17 enero 2017
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Se va el buen Obama,
negro por gusto
Muchos
creyeron que por negro, Obama representaría un cambio trascendente en la
política interna y externa de Estados Unidos, pero el buen samaritano resultó
negro de balde. Un negro afín al sistema y tan Ku Klux Klan como la propia
Hillary Clinton y Trump.
No
hay punto de comparación ni como ser humano, ni como político entre él y Martin
Luther King o el propio Malcolm X; sin embargo el buen Obama como buen
oportunista los utiliza en sus discursos, como también utilizó el 50
aniversario de las marchas en Selma, Alabama, para tomarse la foto y figurar
una memoria histórica que no tiene. Porque en sus narices los policías blancos
asesinan negros, como quien mata perros callejeros. El buen Obama se dispuso a
construir un monumento a Martin Luther King para honrarlo, sin embargo cada día
como presidente toma decisiones que lo avergonzarían.
Un
injerencista, invasor, genocida, un Nobel de la Paz desperdiciado. Un mentiroso
que ofreció una Reforma Migratoria Integral y que utilizó como slogan de
campaña una frase de Dolores Huerta, para acaparar el voto latino (“Yes, we
can”) y en respuesta al apoyo fue el presidente que más indocumentados ha
deportado en la historia de Estados Unidos; cosa que no han hecho ni los
republicanos. No solo, también, calladita la boca militarizó desde la frontera
sur de Estados Unidos hasta Honduras, con el Plan Frontera Sur y Maya-Chortí.
Le ha dado continuidad al Plan Mérida, implementó el Plan Alianza para la
Prosperidad. También mantiene vigente el Plan Colombia. Sin embargo se irá sin haber
implementado El ALCA en Suramérica.
¿Motivo?
Refrescar el Plan Cóndor en la región. El buen Obama, con su maquinaria
destructiva y a través de las embajadas de Estados Unidos en Latinoamérica, ha
mantenido vigente la injerencia y el saqueo en países con gobiernos de corte
neoliberal. El buen vecino del norte del continente dio golpe de Estado a
Zelaya, en Honduras, a Lugo en Paraguay y a Dilma en Brasil. Intentó en
innumerables ocasiones el mismo procedimiento en Argentina con Cristina, en
Ecuador con Correa, en Bolivia con Evo y en Venezuela con Maduro. Tuvo el
descaro de firmar un Decreto contra Venezuela que invita a una invasión
militar.
Llenó
de bases militares estadounidenses México, Guatemala, El Salvador, Honduras,
Panamá, Colombia, Perú y Paraguay y ahora mismo lo está haciendo en Argentina
con el gobierno de Macri. Con Cuba tuvo un acercamiento que le sirvió para la
foto, (como haber ido al homenaje a Mandela en día que murió) porque en ningún
momento tuvo la intención de eliminar el bloqueo ni de devolver Guantánamo,
acciones vitales para un inicio de relaciones entre ambos países.
El
buen Obama, se va con invasiones y bombardeos en Irak, Yemen, Afganistán,
Pakistán, Somalia, Siria y Libia. En los tiempos de Bush nos hicieron memorizar
el nombre de Al Qaeda y nos vendieron la necesidad de salvar a aquellos países
del terrorismo. En el tiempo de Obama nos dijeron de un Estado Islámico.
Imaginemos si Hillary Clinton hubiera ganado la presidencia, nos dicen al
centavo que hay terroristas en Venezuela y hay que invadir, para ir a salvar al
pueblo venezolano de las garras del dictador Maduro. Claro, hay que esperar a
ver con qué viene Trump.
Obama
se lleva las manos manchadas de sangre por la cantidad de vidas truncadas en su
sed de invasión, de oro y petróleo. No hay que olvidar que lo mismo que le hizo
Bush a Saddam Hussein le hizo Obama a Gaddafi.
Obama no tiene más que
la excelencia en oratoria, le faltaron agallas y humanidad para defender el
legado de Las Panteras Negras, de Martin Luther King, Rosa Parks y Malcolm X.
Obama le faltó a la memoria de los tantos negros asesinados en Estados Unidos
en crímenes de odio. Le faltó a su sangre, a su comunidad, a su herencia y a
sus ancestros. Es en su totalidad, un negro por gusto. Un negro catrín, que prefirió
el camino de los ingratos. Y como ingrato no merece la inmortalidad.